En 1987, en la Universidad Federal de Pará, comenzó el viaje de Fitobel, emergiendo en medio de las maravillas de la Amazonia. Dos estudiantes de farmacia, Luiz Otávio Luz y Raimundo Vogado, se unieron con la visión de crear productos de bienestar que celebren la rica conexión entre la miel y la exuberante flora de Pará, una región bendecida por la diversidad de plantas que se encuentran en la majestuosa Amazonía.
Después de graduarse, ambos siguieron carreras en la Marina, trabajando diligentemente y ahorrando recursos para establecer el primer laboratorio de Fitobel en 1993. Su objetivo central era claro: compartir los sabores y beneficios de la miel amazónica con los brasileños, enfatizando la herencia única y la flora distintiva de la Amazonía.